Gante-Wevelgem

Dos elementos distinguen a la Gante-Wevelgem (UCI WorldTour; también con versión femenina), ubicada desde hace una década en el domingo previo al Tour de Flandes. Uno lo ha hecho desde siempre: a diferencia de otras pruebas belgas de marzo, que se disputan en una zona más oriental en las Ardenas flamencas, esta cita explora la llamada ‘Heuvelland’, un terreno fronterizo con Francia al que la carrera llega tras más de cien kilómetros de llaneo.

El segundo trazo característico se estrenó en 2017. Además del pavé y los ‘muros’ -tan solo once elevaciones en sus 250 km-, se transitan en el tramo final las llamadas ‘Plugstreets’, caminos de tierra que conectaban en su momento trincheras de la Primera Guerra Mundial y ejercen aquí como recuerdo de aquellas batallas, hoy sustituidas por sana contienda deportiva. Los tramos -que por la participación británica en el conflicto tienen nombres anglosajones: Hill 63, Christmas Truce y The Catacombs- llegan a 60 km de la meta, tras haber afrontado una primera fase de adoquines y cotas aún lejos de meta.

El Catsberg (km 137), el Kokereelberg (km 140) o las cotas alrededor del Mont Noir (km 145 y 150) sirven como anticipo del primer paso por el Baneberg (km 168) y el duro Kemmelberg (km 176), los cuales, tras dejar atrás las ‘Plugstreets’, se vuelven a coronar a 38 y 34 de meta. Desde allí, un largo tramo llano -con bonitos pasos por localidades como Ieper / Ypres y su Puerta de Menín- donde dejar la carrera rota o perseguir en busca de un sprint que en absoluto está garantizado.