Vasil Kiryienka firmó la victoria más rotunda y con mayor clado anímico entre las obtenidas por Movistar Team en 2011, imponiéndose en el día grande del Giro en los Alpes apenas cien horas tras el fallecimiento de Xavi Tondo Un ciclista en solitario, cabalgando hacia la victoria sin oposición, sin mover un sólo músculo de más y con el fervor del pasional público italiano, como hizo Vasil Kiryienka en la penúltima jornada del Giro de Italia por Finestre y Sestriere, con casi cinco minutos de margen y sólo cinco días tras la muerte de Xavi Tondo. Fue el deseo de un equipo: el de poder dedicar una victoria a su compañero caído. Tras el éxito en Italia -tan rotundo como la brillante impresión que dejó Movistar Team con sus dos parciales en la ronda transalpina-, otros aún más grandes llegaron, pero la significación de los dedos en alto del bielorruso en aquella jornada alpina sería difícil de mejorar.