Buscando el sueño de Cibeles
10 Septiembre 2011

Los cuatro supervivientes de Movistar Team en la Vuelta salvan la última jornada de media montaña por Euskadi y se trasladan esta misma tarde hacia el centro de la Península, para vivir mañana el paso triunfal de la ronda española por las calles de Madrid Tras todos los percances sufridos en la terrible última semana de la Vuelta a España, Movistar Team está a menos de cien kilómetros de completar su primera participación en la Vuelta a España después de volver a destacar en los 185 kilómetros de la vigésima y penúltima etapa, cierre del paso de la carrera por Euskadi con salida en Bilbao y llegada a Vitoria, donde se impuso el italiano Bennati (LEO). El madrileño Pablo Lastras, máximo triunfador de la escuadra telefónica en esta edición con su éxito en Totana, cerró la cuota de presencia del equipo azul en carrera formando parte de la enorme fuga de 27 corredores que se abrió paso en el km 27 y, tras no llegar a contar con más de cuatro minutos de ventaja ante el dominio de los equipos más fuertes de la carrera, murió en las primeras rampas de Urkiola (1ª), con Barredo (RAB) y Sastre (GEO) como postreros supervivientes antes del sprint final en grupo. La caravana se desplaza en autobús esta misma tarde en un maxi-traslado de casi 350 kilómetros que les llevará a las cercanías de Madrid, en cuyo Circuito del Jarama arrancarán mañana los últimos 95 km de carrera con el circuito final por las madrileñas avenidas de Recoletos, Gran Vía o el Paseo del Prado, donde estará situada la meta para el líder y virtual ganador Cobo (GEO).

Imanol Erviti: Después de la Vuelta que he pasado es una alegría poder tener buenas sensaciones, aunque sea el último día. Me da mucha rabia porque la había preparado muy bien y creo que llegaba a punto. En la primera semana, el día que ganó Pablo, el mismo día de Talavera que entré en el sprint… me veía bien. Pero con un golpe como el que me di allí cuesta mucho darle la vuelta y justo cuando estaba recuperándome y el cuerpo empezaba a responder un poco más llegó el virus. Fue la gota que colmó el vaso y otra vez mi única lucha era llegar a meta. No me he visto nunca fuera de la carrera porque soy muy cabezón, pero el día que veía ir subiéndose a todos los compañeros al coche pasé un sufrimiento terrible. Más que el tema del Mundial, mi mayor motivación para no irme a casa es que desde pequeño nunca me ha gustado retirarme de una carrera y siempre me resisto a hacerlo. Aunque sea al final de la Vuelta, empiezo a ver la luz y eso es buena señal.  Eso me da confianza para Copenhague, pero eso es una decisión del seleccionador. No tengo ninguna duda de que si estoy en el Mundial, voy a llegar bien allí. Con dos semanas de entrenamiento, con el ritmo de la Vuelta y viendo que el cuerpo va respondiendo pese a estas cargas de trabajo, sé que estaré bien. Si quieren un chaval con ganas de trabajar y de echar el resto, lo tienen a su disposición. Si voy, encantado y si no, tampoco tiene que darme una explicación porque lo entenderé”.