POTRO SALVAJE. Ya desde cadetes, con el Zirauna, y juniors, con el Elproex – Iturribero, el alavés Oier Lazkano destacó con las mismas cualidades que ahora le han llevado al WorldTour: un ciclista indomable, con una enorme valentía, hecho para las cabalgadas en solitario, terrenos llanos o sinuosos y con una potencia casi sin límites. Su llamativa ‘planta’ natural -alrededor de 1’90m- y sus portentosas cualidades le hicieron llamar la atención de un Caja Rural amateur que contó con él para sus dos únicos años en sub23. En ellos logró una docena de triunfos, entre ellos carreras de Copa de España (Legazpi) o vueltas por etapas (Palencia), dando pronto señales de que la categoría se le quedaba pequeña.

UN ESTRENO FANTÁSTICO. El salto fue inmediato para el de Vitoria, que ya corrió el Tour del Porvenir con la selección española y varias semiclásicas italianas como ‘stagiaire’ del Caja Rural profesional en 2019, y que afrontó en 2020, tras la primera ola de la pandemia, un difícil salto a profesionales. Oier, siempre recto y profesional a la vez que tremendamente afable, tomó el reto con enormes ganas… y así llegó su primer triunfo, rematando en Viseu, final de la 3ª etapa de la Volta a Portugal, una magnífica fuga coronada en solitario. Nada mal para un ‘neo’ en una carrera tan ‘caníbal’ como la ‘Grandísima’. En 2021 continuó adquiriendo experiencia internacional con su debut en La Vuelta, camino del reto del WorldTour con Movistar Team.

LA GRAN ECLOSIÓN. De su espectacular triunfo en 2022, año de su debut con la M, en la jornada ‘reina’ del Tour de Valonia -130 km en fuga, el último tramo en solitario-, al curso que bien ha podido definir, y seguro ha impulsado, su trayectoria deportiva: 2023. Fueron todo exhibiciones. Se llevó la general de los Boucles de la Mayenne a martillazos, arrancando a 90 km de meta en la jornada decisiva, cazando a la fuga y devorando a sus rivales uno a uno. Logró un mes después el ‘rojigualda’ en San Lorenzo de El Escorial, con un planteamiento intachable de Movistar Team. Y lo estrenó en la Vuelta a Burgos, rematando otra escapada de ‘trotones’ en Pradoluengo. El límite son sus propias aspiraciones…