París-Roubaix

El norteamericano aguanta hasta los últimos 70 km con los mejores, mientras Iván, 27º, encabeza la participación masculina 'azul' en una carrera inenarrable, cubierta por la lluvia y el barro.

Triunfo para el campeón de Europa, Sonny Colbrelli (TBV), en una 118ª edición de la París-Roubaix que quedará para el recuerdo como una de las más exigentes de los últimos tiempos y, sin duda, la más embarrada en cerca de dos décadas.

Como consecuencia de la lluvia y el viento, el pelotón viajó completamente roto ya desde los primeros tramos de pavé, y marchar en fuga, como hizo Matteo Jorgenson para Movistar Team, dio incluso cierta ventaja. El norteamericano se lograba filtrar en un corte de 30 ciclistas, con la presencia igualmente de Imanol Erviti, que mantuvo durante buena parte de carrera unos dos minutos de ventaja sobre los Colbrelli o Van der Poel (AFC, 3º), quienes junto a otro fugado, Vermeersch (LTS, 2º), se jugaron la victoria en el Velódromo.

Mientras Imanol, con una caída en los primeros tramos que le obligó al abandono con un fuerte golpe en la mano, no pudo seguir adelante, Jorgenson acababa pasando el mítico Arenberg con los Van der Poel o Van Aert (TJV) y aguantó en vanguardia hasta los últimos 70 km. Antes, había quedado descolgado un Iván Cortina que llegó en el grupo adecuado a Haveluy, tramo previo a Arenberg, pero al que una caída dejó sin opciones.

Además de Cortina (27º) y Jorgenson, concluyeron, todos dentro del control, Lluís Mas y un Mathias Norsgaard que conseguía, como Matteo, terminar su primer ‘Infierno del Norte’ en profesionales.

DECLARACIONES:

Matteo Jorgenson: «En muchos momentos de la carrera, más que en bici ibas surfeando. La rueda trasera se te va a izquerda y derecha y no puedes casi ni controlar la bici. Ha sido un día durísimo y terminar es para mí muy, muy especial. Esta mañana no pensaba ni que fuese a llegar a meta. Ayer me caí en el último entrenamiento, la mano y la cadera ya las llevaba muy jodidas antes de salir, y poder aun así concluir dentro del control y meterme en la fuga es súper especial, muy bonito. Más aún en un día como hoy, con la lluvia, que tan raramente sucede en Roubaix, solo cada 20 años (sonríe).Encima, la radio me ha dejado de funcionar en el km 1. Como atrás pensaba que se iban cayendo todo el rato, he seguido dándole y dándole hasta ir en la fuga. En las primeras cuatro horas solo he podido tomar geles, no podía comer otra cosa, y el estómago se me dio la vuelta y he tenido que parar dos veces a hacer mis necesidades. Nunca me había pasado, y espero que nunca me suceda de nuevo. Estar aquí en la salida ya era emocionante, y acabar es increíble».

Iván García Cortina: «Se sabía que iba a ser una carrera de eliminación, de ir remontando siempre, y en los primeros tramos de pavé no quería correr tantos riesgos; por eso iba aparentemente atrás o cortado. A Haveluy, justo antes de Arenberg, llegué adelante, pero en una rotonda se me fue de atrás, caí, perdí posición y ya no pude remontar por detrás. Por lo demás, aunque algún año no estaba totalmente seco, sí era la primera París-Roubaix que hacía con tanto barro, y es totalmente diferente. Hay que ir con mucho tacto, en las curvas es como ir sobre hielo«.

Imagen portada (c): BettiniPhoto