SU ESCALADA A PROFESIONALES. Vecino de la pequeña parroquia asturiana de Tellego, parte del concejo de Ribera de Arriba, Pelayo Sánchez fue un buen ciclista junior -salido de la mejor cantera de la categoría en aquellos tiempos, el MMR Academy de su tierra- que evidenció su eclosión, sin embargo, ya en sub23, cuando militaba en el Gomur-Cantabria Infinita. Con ellos dio el gran salto adelante en el complicado año 2020, ganando una etapa en Cantabria y la cita de Oñati del Trofeo Lehendakari, así como un decente 4º en el Memorial Valenciaga o un 5º en el Nacional CRI. Nada mal para un corredor de talla eminentemente escaladora y con poco más de 60 kg de peso.

APUNTES DE GRAN CICLISTA. Burgos – BH le concede la ‘alternativa’ en 2021, y sus cualidades le permiten pronto destacar. Anticipa su gran final de verano con buenas piernas en la Arctic Race y en su debut en La Vuelta -se estrena en su campaña de ‘neo’, con solo 21 añitos- se lía la manta a la cabeza en varias ocasiones, sobre todo en las etapas de montaña asturianas y gallegas, y muy especialmente en el día del Gamoniteiru, yéndose a por el imparable Michael Storer. Un 2022 lastrado por completo por problemas de salud, especialmente una mononucleosis, da paso al año de su confirmación definitiva en la elite.

HACIA LO MÁS ALTO. Su nombre sorprende a propios y extraños cuando aparece 2º en un durísimo Trofeo Pollença de la Challenge 2023, en un final con ‘punch’, de los que le gustan a él, superando a muchos ‘worldtour’. Confirma la progresión ascendente a finales de abril, logrando el estreno en profesionales más bonito posible: ganador en solitario de la última etapa de ‘su’ Vuelta a Asturias, en la calle Uría de Oviedo, emocionado ante su gente. Sube al podio final del GP Beiras portugués, en mayo, y tras preparar con mimo La Vuelta, ‘se sale’: 3º en Guadarrama tras Poels y Evenepoel; 6º en otra fuga en la Laguna Negra de Vinuesa; y aguantando hasta el final la rueda de los favoritos, en ‘modo clasificación general’, en las etapas asturianas de L’Angliru y La Cruz de Linares. Su sitio, sin duda, era el WT.